No tuvo nada que ver con el día de la boda, muchos más tranquilos saborearon cada momento de este día, disfrutaron y me hicieron disfrutar con su actitud y su predisposición a todo lo que les proponía..

 A pesar de que era verano, el tiempo y los turistas nos pusieron impedimentos para que todo fuese sobre ruedas. Pero al final, buscamos rincones especiales, tranquilos, inolvidables que contribuyeron a la magia del momento.